El presidente de Bolivia,
Evo Morales, defendió el masticado de la hoja de coca y demandó una lucha
integral contra el narcotráfico durante su intervención en el 56 periodo de
sesiones de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), que se realiza en Viena, Austria.
Morales se dirigió a los
asistentes a esa asamblea para agradecer a los 169 países que apoyaron el
retorno de Bolivia a la Convención de 1961 con la reserva del masticado de la
hoja de coca, decisión adoptada en enero y vigente desde el 11 de febrero.
Sin embargo, dejó
establecido que ese paso no significa legalizar la cocaína o la droga, pues por
el contrario el país desarrolla una lucha sin tregua frente a ese mal que
aqueja a todas las sociedades, reseñó la agencia estatal ABI.
"Hoy hay cada día más
drogas en los mercados, cada vez hay más armas que alimentan la violencia
social, cada vez más dinero ilícito encubierto por el secreto bancario",
declaró el mandatario boliviano ante los delegados del órgano de la ONU que
debate hasta el viernes sobre las políticas contra los narcóticos en el mundo.
"(Estoy) un poco
preocupado al ver un poco de tensión en esta reunión, y estaba preguntando si
será por el fallecimiento del hermano Hugo Chávez (presidente de Venezuela) o
por el fracaso de la lucha contra las drogas en el mundo", dijo Morales.
Según el mandatario
boliviano, "la denominada lucha contra el narcotráfico se ha convertido en
un instrumento de dominio geopolítico".
"Las drogas ilícitas
constituyen la tercera industria más rentable del mundo, según un informe de
Naciones Unidas, después de la industria alimentaria y el petróleo, con un
valor estimado de 450.000 millones anuales completamente bajo el control de los
criminales", recalcó.
Morales agregó que el efecto
de la Convención de 1961 contra las drogas ha sido el opuesto al deseado y
convocó a reflexionar sobre las razones de ese "fracaso".
Morales destacó que, sin la
ayuda de Estados Unidos, Bolivia ha reducido sus campos de cultivo ilícito de
hoja de coca y animó a otros países a "nacionalizar" también lucha
contra el narcotráfico.
Con 27.200 hectáreas
sembradas, el país andino es el tercer productor de hoja de coca después de
Colombia y Perú, de las cuales 12.000 son legales y están destinadas a usos
tradicionales.